1.- Pela las patatas, lava y seca bien las patatas. Ahora, con la mandolina, corta en rodajas muy finas. Ajusta la mandolina a corte bien fino para que las patatas queden muy crujientes. Simplemente, desliza la patata por la mandolina para cortar las patatas. Ten muchísimo cuidado de no cortarte porque la cuchilla está muy afilada. Ayúdate del protector cuando quede poca patata.
2.- Coloca abundante aceite de oliva en una sartén y ve añadiendo las patatas de una en una. Puedes ir moviéndolas para que no se peguen. Las patatas van perdiendo el agua durante la fritura y, por ello, es importante que no se hagan demasiado deprisa. Tiene que ir burbujeando el aceite e ir haciéndose poco a poco. Si las hacemos muy rápido, se dorarían enseguida quedando húmedas y no crujientes.
3.- Retira las patatas del fuego cuando ya se hayan dorado. Déjalas en un colador chino para que escurran el aceite y, luego, pásalas a papel absorbente. Por último, ponlas en un bol para añadirles la sal.
Mis trucos para las patatas chips:
Para que las patatas se te conserven perfectas, guárdalas en una bolsa con cierre zip o en una bolsa atándolas con una pinza. Así se te conservarán varios días en perfecto estado.
Para saber si una patata va a quedar bien al freír, corta una pequeña cantidad de una patata lavada y con piel. Calienta aceite en la sartén más pequeña que tengas y fríe unas rodajas para ver qué tal van a quedar. Si la patata te queda negra, no es apta para freír.
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